Me gustaría, si, saber lo que me gustaría.

Me gustaría escribirte cada noche sin que pareciese un accidente. Sonreírte y poder hacerlo sin mirarte a la cara.

Me gustaría no tenerte, ir a buscarte y no encontrarte a mi lado. Esperarte y que no aparecieses. Soñar que te tuve, engañarme y besarte. Me gustaría hacerte daño. Ser de las de hierro, de las que no lloran. De esas que son como una bonita hostia en la autoestima.

Me gustaría ser la razón de esos puños desgastados. El inicio de una hilera de promesas robadas. El grito al cielo, que maldigas al idiota que le van las duras, las diferentes, las extrañas. Me gustaría que esa mitad de la que tanto hablas se la quedase ella y tú. Tú con el rojo, el de los viernes. Ese al que tanto miras cuando hablo, sonrío, te beso y te mancho. Me gustaría que te obligases a borrar mi número y mi perfume de tus entrañas.

Me gustaría, si, saber lo que me gustaría.